Me hago el nudo, me pongo los gatos, y empiezo a escalar más tiesa que una vara y con el corazón golpeando fuerte en mi pecho ¿Aguantará la cuerda? ¿Y si me bajo ya y luego la pruebo de nuevo? Estoy muy cansada... Esto no puedo hacerlo... Pensaba que ya había superado todas estas sensaciones y vaivenes de mi pensamiento durante mis escaladas, pero nada como una larga temporada sin coger la cuerda, para hacerte volver a vivir la mismas sensaciones de las primeras veces.
Entenderos os he entendido a los bloqueros cuando decís "la cuerda para tender" y es que no es fácil calzarte los gatos, hacerte un nudo y comenzar a alejarte del suelo a la vez que intentas improvisar, intuir, reposar... escalar ¡A punto he estado yo también de abandonar! Pero tan grande es la lucha mental, a la vez que física, que nada más pisar el suelo miras el reloj calculando el tiempo necesario para descansar y volver a intentarlo ¡Tengo que conseguirlo! Y así es la motivación, más, cuanto mayor sea el reto.
Esa ha sido la PRIMERA FASE de mi retorno, junto con las sesiones de resistencia en el rocódromo mucho más aburridas que las de fuerza, pero no menos productivas. Y en la SEGUNDA FASE estoy ahora. He vuelto a superar el miedo a morir del principiante y tengo suficiente resistencia como para... no sé, como para disfrutar como una enana escalando.
Motivación, motivación y motivación es lo que siento. Mi pesadilla el viernes anterior era que se había pasado el sábado y no había podido ir a escalar ¡Uff, solo era un sueño! Yuhhuuu sábado!!!
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